Manuel Facal
Oficio: Artista multidisciplinar
País: España
Comunidad: Galicia
Su dominio de las técnicas del grabado, le llevan a realizar obra para grandes artistas, entre ellos Miró, y ensaya la pintura de gran materia, por completo alejada de la representación formal.
Manuel Facal Ponte, Carballo (A Coruña) 1943
MANUEL FACAL
Personalidad inquieta, espíritu inagotablemente investigador, artista, en fin, siempre en la más estricta vanguardia, aunque su trayectoria creativa esté muy lejos de la linealidad, ni siquiera en la materia de expresión, ya que ha cultivado diversos modos, hasta destacar por fin, y sobre todo, como grabador. Hay en él unos inicios eminentemente dedicados al dibujo, con inspiración en maestros tan diversos como Picasso, Dalí o el gallego Urbano Lugrís.
Se acerca a tendencias más convencionales un breve tiempo en que se vincula a Vigo. A mediados de la década de los sesenta se traslada a Barcelona, decidido a concluir estudios bien ajenos a la creación artística, y se entrega a parcelas relacionadas con el diseño gráfico y textil. Su dedicación al grabado comienza durante su estancia en Londres, allá por los setenta. La argentina Carmen García constituye su magisterio técnico.
Le interesa la textura, la morfología de los materiales, aunque estéticamente ha entrado ya en el más absoluto informalismo.
Su afán viajero y su deseo de conocer mundos le llevan a Grecia, Turquía, Italia. Cultiva un cinetismo emparentable con Vassarelly y el levantino Sempere, exacto, geométrico, casi mecánico.
Conoce Nueva York, donde ahonda en nuevos modos de expresión, y salta al Norte de Europa, para ensayar, también, las representaciones animalísticas, siempre muy abstractivas.
El movimiento aglutinado por «Atlántica» en los años ochenta proyecta su personal visión del arte, que deriva hacia los modos «pobres» de la arpillera, el cartón y el «collage» de considerable relieve. No abandona la estampación, y uno de sus trabajos más notables es la serie de aguafuerte titulada «Las cenizas del amor», sobre textos de grandes poetas españoles.
Decide sentir Galicia en la distancia, y se instala en un pueblo de la sierra malagueña en 1987, aunque sus viajes a Galicia son frecuentes, en medio de sus habituales correrías internacionales